Esta vivienda del Eixample conservaba muy bien la mayoría de sus suelos hidráulicos, lo cuál es importante, porque marcó de alguna manera la premisa general del proyecto: cuidar la esencia del pasado, mantener el máximo de elementos originales. Y claro, ¡eso tuvo sus retos! En la cocina, recuperar las baldosas era muy costoso, y al abrirla, todavía cobraba más importancia que quedase bien integrada con el resto de suelos. Finalmente optamos por cerámicas en tonos grises, y un mobiliario de colores neutros y texturas similares. No queríamos imitar ‘lo antiguo’, ni disimular que era un elemento más actual. Simplemente creamos un espacio ‘monocolor’, que deja todo el protagonismo a los elementos originales. Otra intervención importante fue el baño, que aun siendo nuevo, sigue un estilo retro y clásico, alineado con el resto del piso, con cerámicas verdes de diseño artesanal y grifería en dorado.